(Esta es un relato
contado en primera persona , porque es Ángel el que la ha escrito, y así la
transcribimos. Su nieto, Mario Gallego, es el que nos la ha facilitado.)
Esta es mi historia a partir del año 1967.
Este año, el 7 de enero me casé con Guadalupe. Ese mismo
año, a los cinco meses de casarme tuve que emigrar al País Vasco, dejando a
Guada en Valdesalor. La fortuna que le dejé fueron unas gallinas y cuatro conejos.
Al llegar a Euskadi, concretamente Guipuzcoa, me di cuenta
que allí no había problemas de trabajo, pues había mucho en cualquier pueblo.
Llegué a Ordicia con mi maletas y mis herramientas. Recuerdo
que eran las fiestas, fue un viernes. Al lunes siguiente empecé a trabajar en
un pueblo llamado Ormaiztegi, difícil de pronunciar, tardé varios días en
aprenderme el dichoso nombrecito.
En noviembre de ese mismo año nació Olga, nuestra primera
hija. Nació el día 29 en Cáceres, pero no pude estar en el parto ya que a los
quince días me venía para las Navidades y no podía hacer dos viajes tan
seguidos. Llegué en Navidades y conocí a mi hija que estaba con su madre en
Jaráiz en casa de los abuelos maternos: el abuelo Juan y la abuela Virgina.
El día 7 de enero de 1967, justo al año de casarnos, nos
fuimos ya los tres a Euskadi. Pero no íbamos solos, nos acompañaron mi hermana,
su marido y su hijo.
El viaje lo hicimos en un camión, donde también iban los
muebles de las dos familias. ¿Sabéis cómo íbamos todos en el camión? Pues en la
cama del conductor, allí cupimos Guada, mi hermana, mi sobrino de 3 meses, mi
hija de mes y medio y yo. El conductor nos tapaba con una cortina. De copiloto
iba mi cuñado, Julio. Así las quince horas que duró el camino.
Empezamos a vivir con un hermano de mi cuñado en el mismo
piso. Teníamos una habitación y compartíamos cocina y baño.
Por esas fechas los dos hermanos de Julio, mi cuñado, y yo
formábamos una cuadrilla. Trabajábamos en Oñate un pueblo muy grande e
industrial con muchas fábricas de chocolate y pilas. El paisaje era muy bonito,
y había un monte con el santuario de la Virgen de Aranzazu, patrona de
Guipúzcoa, que recuerdo con mucho cariño.
De Oñate nos fuimos a trabajar a Escoriaza y Aretxavaleta,
dos pueblos muy cercanos. Después nos trasladamos a vivir a Mondragón un gran pueblo con factorías
tan importantes como FÁGOR , donde construimos varias naves.
De Mondragón nos fuimos a vivir a Guetaria, pueblo natal de
Juan Sebastián Elcano. Estando allí, trabajamos en Zarautz. Estos dos pueblos
son muy turísticos y bonitos, con unas playas preciosas.
De allí nos trasladamos a Legazpia, siempre construyendo
viviendas, y de nuevo volvimos a Ordicia donde nos compramos nuestra casa, pues
hasta entonces siempre habíamos estado de alquiler. Allí nació nuestro segundo
hijo: Giné, que es por lo tanto guipuzcoano. Todavía conocimos otro pueblo más:
Elgóibar, así que puedo decir que Gupúzcoa la conocíamos como la palma de mi
mano.
Esta fue nuestra odisea en Euskadi, pasamos allí trece años de nuestras vidas
hasta que decidimos volver el 22 de diciembre de 1979 a nuestra tierra: a
Extremadura.
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